RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS MATRIMONIALES

Este sábado 17 de diciembre en la misa de las 19:00h
La Navidad cristiana es la fiesta del amor y la alegría, de la esperanza, de la reconciliación, de la justicia y de la paz. Todos estos sentimientos, serán reales si dejamos que Jesús nazca en nuestros corazones y los ilumine. Porque, como dijo Benedicto XVI, “si no se reconoce que Dios se hizo hombre, ¿qué sentido tiene celebrar la Navidad?
En estas fechas tan especiales se realiza La celebración de renovación de los votos matrimoniales, que es, confirmar y reafirmar el juramento de amor eterno, respeto y fidelidad que ya se realizó durante el sacramento del matrimonio ante Dios. Dios ha deseado el proyecto de cada uno de los matrimonios y cada matrimonio representa la voluntad de estar unidos en el respeto y el amor, incluso en las circunstancias más adversas.
A la hora de renovar las promesas conyugales, como cristianos sabemos que hemos sido elegidos para esta vocación y Dios nos ha puesto a la persona adecuada en la vida para cumplir esta vocación.
Vivir en gracia es fundamental para que el matrimonio cristiano siga siendo fecundo en sentido amplio. Por ello, un propósito para el futuro de cualquier pareja debe ser el cuidar la vida de unión con Dios, la vida de la gracia.
De ahí es donde surge la confianza, confianza no en nuestras fuerzas sino en que el mismo que los eligió y cuidó hasta este día, los mantendrá hasta que “muerte nos separe”.
La renovación de votos matrimoniales se dibuja en tres verbos, el de reflexionar, dialogar y proyectar. No es casarse otra vez, porque eso no sería posible, sino que se renuevan las promesas matrimoniales como una señal, como un signo de que efectivamente hay en nosotros el esfuerzo, el interés por ir adelante en este camino.
«El matrimonio no es solo un acto «social»; es una vocación que nace del corazón, es una decisión consciente para toda la vida que necesita una preparación específica. Por favor, no lo olviden nunca. Dios tiene un sueño para nosotros, el amor, y nos pide que lo hagamos nuestro. Hagamos nuestro el amor que es el sueño de Dios.» Papa Francisco
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