REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DEL DOMINGO 4º DE ADVIENTO – CICLO C

Lucas 1, 39-45

DICHOSA TU QUE HAS CREÍDO

María, una de las figuras más relevantes de Adviento, es el camino que ha escogido Dios para acercarse a nosotros. Puede ser muy bien el camino que nos acerque a Dios. 

En el Evangelio de hoy se la proclama dichosa por haber creído. Ella es un ejemplo de fe y entrega a Dios. La podemos considerar la primera cristiana, no tanto por ser Madre de Dios, como por su fe y respuesta a Dios.

Porque escuchó y cumplió la palabra de Dios. Está incondicionalmente abierta a Dios y confía en sus planes. Conscientemente ha dicho sí a Dios y va a ser consecuente en su vida. Es toda una invitación a ser seres humanos sencillos y abiertos a Dios. ¿Quién puede imaginar lo que sucedería en nuestro mundo si los creyentes fuéramos así? Toda fe clara y limpia sabe que su fuente está en Dios y que sin este contacto pronto nos quedamos en seco. María es ejemplo de unión y de entrega a Dios. Es lo primero y primordial en la fe y hay que cultivarlo. El primer mandamiento es el amor a Dios, fruto del amor de Dios que siempre tiene la iniciativa. La fe es don y gracia de Dios antes que opción y respuesta humana, cosas que también es. Es preciso abrirse a la obra y designios de Dios en nosotros como María. La oración, que es hablar a Dios y no tanto de Dios, la disponibilidad a su voluntad y, antes aún, el reconocimiento de su amor agraciante, son elementos imprescindibles en una fe verdadera y que hoy, especialmente, conviene destacar en un mundo que tiende a medir la fe por las obras y la justicia, sin espacios para lo gratuito y gratificante. Conviene recordar que Dios escapa a la medida de los hombres. La grandeza y misericordia de Dios se manifiestan en figuras como María.

-EL SERVICIO A LOS HERMANOS.

Pero María, desde el momento que lleva a Dios en sus entrañas, se pone en camino, y con prontitud, para visitar a su prima Isabel. Rasgo esencial de la fe es el amor y servicio a los hermanos. Y también en esto es ejemplo María. En las bodas de Caná de Galilea la actitud de María es de servicio. Y es que tener a Dios, o mejor, ser tenido por El es estar atento a las necesidades de los hermanos y echarles con prontitud una mano. Es la otra mano de la fe, es la misma mano de Dios que se alarga por nuestro medio hasta el hermano. También por esto es María la primera cristiana. Por haber entendido perfectamente el mensaje de Jesús y por practicarlo. Dichosos los que escuchan y llevan a la práctica la Palabra de Dios. Un cristiano no se puede cerrar a los problemas de los hermanos, no puede vivir de espaldas a ellos, estén cerca o lejos, sean personales o estructurales. Y lo primero es algo tan elemental como visitar, ir a ver, vivir cerca. Buena tarea para estas Navidades.

LUIS GRACIETA
DABAR 1985, 4

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