EVANGELIO DEL DÍA

“Hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”.

En aquel tiempo, dijo el Señor:
«A quién, pues, compararé los hombres de esta generación? ¿A quién
son semejantes?
Se asemejan a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros
aquello de:
“Hemos tocado la flauta
y no habéis bailado,
hemos entonado lamentaciones,
y no habéis llorado”.
Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y decís:
“Tiene un demonio”; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y
decís: “Mirad qué hombre más comilón y borracho, amigo de
publicanos y pecadores”.
Sin embargo, todos los hijos de la sabiduría le han dado la razón».

Comentario

Las sectas se aprovechan de la indecisión de muchos cristianos para
derrumbarles su fe y para incorporarlos en sus organizaciones. Por eso
hemos de estar vigilantes, afianzando cada vez más los principios de
nuestra fe católica.
Jesús compara a los indecisos con unos chiquillos que han perdido la
capacidad de reaccionar ante las invitaciones de sus amigos, pues ni bailan
ni lloran. Es como cuando vemos el telediario y, después de una noticia
trágica, pasamos a la información deportiva como si nada. Nos conmovimos
unos segundos y luego nos olvidamos.
Lo mismo sucede cuando entramos en una iglesia y vemos un crucifijo. Ya
no nos llama la atención. ¿Y si viéramos a un hermano nuestro
retorciéndose de dolor, colgado en el madero por cuatro terribles clavos?
¿No haríamos todo lo posible por bajarle de ahí?
Cristo espera que nuestro corazón vuelva a palpitar y reaccione ante
nuestra realidad y la del mundo. Si nuestra fe está marchita, es hora de que
rejuvenezca. Si Jesús sigue clavado en la cruz por nosotros, es tiempo de
aprovechar la redención.
Porque si no abrimos los ojos, vendrá alguien a tocar a nuestra puerta y nos
arrebatará lo más valioso que tenemos, sin darnos cuenta.

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