TUTTI FRATELLI 4

Queridos hermanos, hoy comenzamos un nuevo capitulo de la  encíclica.  En el intento de  buscar luz en medio de lo que estamos viviendo nos propone dedicarlo a una parábola, la parábola  del buen samaritano, Lc10,25-37. Reflexionamos sobre dos subcapítulos “El trasfondo” y “El abandono”. Comienza explicando la noción del prójimo y el imperativo de amar y cuidar al otro tal como se entendía en el Antiguo Testamento y como se va modificando a través de la historia bíblica hasta llegar al Nuevo Testamento  donde “el prójimo” abarca a todos, solo por su condición humana. En palabras de la encíclica y de Francisco: ”…al amor no le importa si el hermano herido es de aquí o de allá. Porque es el amor el que rompe las cadenas que nos aíslan y separan, tendiendo puentes; amor que nos permite construir una gran familia donde todos podamos sentirnos en casa (…) Amor que sabe de compasión y dignidad”

En el grupo hemos seguido las primeras reflexiones sobre esta parábola y queremos compartir algunas con ustedes. 

– Todos nos sentimos como los distintos personajes de la parábola, tenemos parte de los ladrones, el sacerdote, el levita  y el samaritano. También, a veces, la víctima. Nos interpela sobre como somos con el “prójimo”

– Observamos como la Iglesia, como institución, siempre ha estado atenta al ejercicio misericordia en el sentido universal pero echamos de menos  un mayor  esfuerzo en que esto se trabaje  por fomentar La practica individual de la misericordia; la comprensión  en profundidad de quien es el prójimo y como atenderle adecuadamente en nuestra vida cotidiana.

– También hemos reflexionado sobre   quien es el prójimo. Hay muchos prójimos, también son nuestro prójimo el ladrón, el sacerdote, el levita y el samaritano.

– También observamos ejemplos en nuestro entorno parroquial de hermanos que son ejemplo de dedicación misericordiosa  con total discreción y humildad.

Les animamos ha reflexionar  durante las próximas semanas sobre esta profunda parábola.

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